[Literatura…]
_ ¡Hey! , Chico sexy mirando hacía nuestra dirección – me dijo Chloe levantando sus cejas juguetonamente.Eran más o menos las 9:30 de la mañana y la cafetería se encontraba completamente saturada de estudiantes.
Era otoño, pero esa mañana se encontraba mucho más fría que años los anteriores. Era un frió, que llegaba a los huesos y por esa misma razón el café recién hecho era bien recibido.
Chloe y yo nos encontrábamos sentadas en una de las mesas del rincón de la cafetería, cerca del basurero - ¿Saben lo desagradable que es sentarse cerca de la basura? .Bueno en pocas palabras el lugar apestaba y cuando digo apestaba era literal.
Chloe estaba sentada al frente de mí, lucía muy guapa como la primera vez que la ví. A pesar de que Chloe no se había maquillado y con suerte, se había hecho una cola de caballo, se veía como una modelo, o como de esas chicas Disney... En cambio yo, parecería más Bob Patiño sin peinar. La verdad, es que a veces envidiaba a las chicas como Chloe. Lucir tan bien y llamar la atención de los chicos como un imán, era algo que no todas las chicas lograban. Eso es un regalo de los dioses que pocas chicas obtienen y Chloe era una de ellas. Y… bueno, yo era una de las muchas desafortunadas que no había logrado tener esa clase de piedad.
Me consideraba una chica común. No tenía un aspecto despampanante, pero tampoco era fea.
Tenía un abundante, largo y ondulado cabello de color castaño oscuro, el cual quedaba bien con mi tostada piel.
A pesar de que, como dije anteriormente, no era fea, no tenía el mismo efecto que tenía Chloe en cuanto a los chicos.
¿Quizás era el hecho que las rubias llaman más la atención que las morenas? .No tenía idea.
Mire a Chloe, sin entender a que venía su comentario. Ella llevaba bastantes minutos mirando más allá de donde yo me encontraba (Específicamente a mi espada) y por la sonrisa de coqueta y los ojos como león mirando a su presa, entendí que al que miraba en ese momento era a un chico.
_ Chloe – Dije después de tomar un trago de mi delicioso y dulce café con leche – ¿Por qué no te paras y vas hablar con él? Sería mucho más fácil, que estar mirándolo desde lejos ¿No crees?
Una bomba de olor a basura inundo mis fosas nasales. Volteé la vista y ví a un chico levantar la tapa de la basura y echar sus desechos ahí.
_ No creo que me esté mirando a mí – Me contesto Chloe con tono de burla.
Volví lentamente la vista hacia Chloe con el ceño fruncido, sin entender el tono que había aplicado.
Cuando la mire ella me sonríe, confirmando lo que había pensado.
Puse los ojos en blanco y con tono seco y lleno de sarcasmo le dije:
_Claro… Él ama como luce mi espalda desde este ángulo.
Chloe bufo ruidosamente.
_Bueno, hace mucho que le estoy haciendo ojitos – me dijo haciendo una mueca – Y ni se ha inmutado. Creo que he pérdido mi don o… Quizás te conoce.
Al ver su rostro de frustración, por el hecho de ser ignorada por un desconocido, solté una carcajada.
_ Quizás te conozca – insistió ella.
_ No. No creo – conteste sacudiendo la cabeza – No conozco a nadie excepto a tí y a mi hermano – me encogí de hombros y añadí –: Tal vez sea él.
_ No te pareces a él. Él es guapo.
_ ¿Gracias?
Tapándose la boca con ambas manos ella comenzó a reí, dándome una mirada de disculpa.
_ Lo siento, no era lo que quería decir.
_ Es bueno saberlo - sonreí - Pero de igual manera heriste mis sentimientos.
_ Bueno lo siento… pero sácame de una duda ¿Tu hermano es Rubio?
Fruncí el ceño y negué como respuesta. Chloe al ver que mi respuesta era negativa, levanto una de sus delgadas cejas y dijo:
_Bueno… - sonrió - El chico sexy de remera Roja, lo es.
Mi ceño se hizo más profundo. Lentamente volteé para ver al supuesto “Chico sexy” que estaba mirando hacía nuestra dirección, pero nada…Busque con la mirada y el único rostro familiar era el de Luc que se encontraba con sus grupo de amigos.
Luc y sus amigos no eran rubios y por lo que pude divisar, ninguno de ellos parecía haber presentido mi presencia en ese lugar.
En ese momento reconocí a uno de los amigos de Luc, Chad Herdenson. A Chad lo conocía, hace bastantes años, para ser más específica, desde el instituto.
Me quede mirando a Chad como una boba. Yo hace unos años atrás había estado enamorada de él ¿Pero quién no?
Chad era guapo. Su cabello castaño siempre en puntas, sus ojos marrones y su sonrisa de chico de “Yo no fui”, había sido mi debilidad hace unos años atrás. Incluso mirándolo en ese momento, el efecto de enamoramiento, que había pensado que había desaparecido, volvió en un chasquido.
Cuando Chad se puso de pie y camino hacia la vitrina de la cafetería, me obligue a volver la atención hacia Chloe. Cuando mire a mi nueva compañera de cuarto, le dedique una sonrisa burlesca y le pregunté:
_ ¿Dónde está tu dios Griego?
_ Al fondo a tu derecha. Y aún mira hacia acá – me contesto ella sonriendo como una boba.
Levante las cejas, incrédula.
_Acabo de mirar hacia allá… ¡Y no hay nadie! ¿Tienes una imaginación activa, Chloe?
_ No es mi imaginación – dijo cruzándose y fulminándome con la mirada.
_ ¿Te imaginas a chicos sexys, Chloe? – le volví a preguntar sin poder aguantar las ganas de reír.
Chloe me dio una mirada de pocos amigos, esas miradas que uno siente que puedes morir solo por eso. Esa mirada que deseas evitar o para que me entiendan mejor… de esas miradas que te dan los padres al escuchar una mala palabra salir de tu boca. Si… de esa clase de miradas.
¡Miedo!
_ Miraste la mesa equivocada – se defendió ella molesta.
_ Sabes que la imaginación a veces pude jugar con uno ¿Verdad?
_ ¡Déjate de bromas! No estoy loca.
_ Ok, ok – le dije levantando ambas manos en forma de defensa - Trataré de ver a tu “dios Griego imaginario”.
_No es imaginario y no es mi dios griego. Pero pensándolo bien…Prefiero a su amigo.
Levante una ceja divertida e intrigada, para luego voltear otra vez hacia la dirección en que Chloe miraba. Esta vez lo logré visualizar.
Él estaba a la mesa a un lado de la de Luc, cerca de puerta. Esté estaba usando una remera roja que decía con letras Negras y Blancas “Las minorías mandan” con un saco de cuero negra encima. Su cabello estaba cubierto por un gorro de lana del mismo color del saco, que solo dejaba ver parte de su cabellera rubia sobre su frente.
Mis ojos se abrieron de sorpresa al darme cuenta que estaba mirando hacia mi dirección – que me estaba mirando a mí – y tenía la misma sonrisa divertida y burlesca que cuando lo ví por primera vez… Era el chico “Yo. Nunca. Me. Enamoro.” Stephen.
A su lado estaba otro chico. Esté tenía el cabello negro y oscuro, su piel era más oscura que la de Stephen y era más musculoso que su amigo.
El chico que compartía la mesa con Stephen, le estaba hablando, pero “Yo. Nunca. Me. Enamoro”, no parecía notarlo.
Le sonríe tímidamente a Stephen y lo salude con un pequeño gesto con la cabeza, el cual él me respondió de la misma forma, acompañado con una sonrisa realmente encantadora.
Al ver su sonrisa, me sonroje de inmediato. Y sin querer que él se diera cuenta de ello, rápidamente me volteé en dirección de Chloe.
Mi respiración comenzó a fallar y mi pulso se disparó como un tren a todo vapor.
Odiaba no poder controlar mi cuerpo y sobre todo, odiaba no saberlo ocultarlo.
_ ¿Tú también vez al chico imaginario? – me preguntó Chloe burlescamente.
Reí entre dientes y asentí bajando la vista hacia mi dona.
– ¿Lo conoces? – me preguntó.
_ Sí. Se llama Stephen. Lo conocí ayer.
Los ojos castaños de Chloe se abren grandemente al igual que su boca. Se inclinó sobre la mesa y me preguntó en susurro:
_ ¿En qué momento lo conociste? – Me encogí de hombros, para quitarle importancia, pensando de que ella cambiaría de tema, pero no, ella continuo hablando –: Está bien guapo, hay que decirlo. Al igual que su amigo – sonrío coquetamente – ¿Por qué no vamos para allá y me los presentas?
Los recuerdos del día de anterior vinieron a mi mente tortuosamente; Recordé su aliento tibio cosquilleándome el cuello, sus ojos verdes mirándome de cerca, su sonrisa burlesca la cual hacía destacar sus margaritas y como su cuerpo encajaba perfectamente al mío.
Mis mejillas rápidamente volvieron a arder ante los recuerdos de aquel día.
_ ¡No! – Conteste bruscamente, haciendo sobresaltar a Chloe – Está bien loco ese Chico
_ No lo quiero conocer a él – me contesto ella con una sonrisa ladeada – Así que no te preocupes. Tu rubio sexy es todo tuyo.
Mis mejillas comenzaron a arder nuevamente y para mi desgracia, Chloe se daba cuenta de ello.
_ ¡Uhh…! ¿Es por eso que no me los quieres presentar? Te gusta.
Sin saber que fuera posible, mis mejillas se tornaron mucho más rojas que antes. Se podría decir que me veía peor qué un tomate. Mi rostro no tenía el rubor de Heidi, si no que más bien me veía como Elmo o Po de los Teletubbies.
_ No me gusta – Me defendí – Y tampoco es mi “Rubio Sexy” ¿Ok? Entre él y yo nunca pasaría nada…
_ Yo no he dicho eso – Me Contesto Chloe entre risas - Pero no te culparía por ello.
Chloe levanto la cabeza - NO disimuladamente – para mirar la mesa de cerca de la puerta, el cual se encontraba Stephen y su compañero.
Podía sentir la mirada de Stephen, y sabía que él, sabía que nosotras hablábamos de él.
Podía imaginar su sonrisa arrogante en su rostro, podía imaginar la diversión de sus ojos…solo imaginar aquello, hacía que mi rostro ardiera mucho, pero (Repito) mucho, mucho, más.
Si, definitivamente deseaba no estar allí, deseaba que la tierra me tragará, que se abriera y hundirme en ella. ¡Qué vergüenza!
_Aunque la verdad, es que encuentro más sexy a su amigo – Prosiguió Chloe, volviendo sus castaños ojos hacia mi dirección – Me laten más los morenos, que los rubios.
>> Así que… tranquila. El rubio Sexy alias dios Griego, es todo tuyo.
_ ¡Que no es mío!- Le grité exasperada, ganando varias miradas de desconcierto por parte de alumnos de la cafetería (Ah, e incluyendo a el servicio).
¡Demonios! Podría imaginar cómo Stephen se reía de mí en ese momento.
Mi rostro volvió a arder.
_ Como quieras – me contestó ella haciendo Mohín para ocultar su sonrisa.
La fulmine con la mirada y le preste atención a mi café, ya frió, enfrente de mí.
_ ¿Será latino? – me preguntó ella de pronto - Amo los latinos…. Chicos malos que tienen problemas con la ley.
_ Que sea latino, no significa tener problemas con la ley.
_ Según mis padres sí – me contesto haciendo una mueca – Salir con un chico latino, pondría a mis padres como locos. Reaccionarían peor que presentar le a una chica como mi novia.
>> Una vez le presente a una amiga como mi novia – Ella sonrío por tal recuerdo – hubiera visto sus cara de horror.
_ ¿Eres la hija rebelde?
_ Sip – asentó con la cabeza – Y mi hermano es el hijo ejemplar.
>>Siempre existe “la oveja negra de la familia”.
_ ¿Y esa eres tú?
_ ¡Vaya que sí! – Sonrió ampliamente – creó que ya estamos en la misma página, Chica. Pero ¿Te confieso algo?... Es un trabajo duro.
_ Claro – dije sarcásticamente – Salir con chicos malos, Fiestas hasta muy tarde de la madrugada. Debe ser totalmente agotador.
_ ¡Lo es! – Exclamó - Después de una gran fiesta, me hacen levantarme a las 6:00 de la mañana ¿Y sabes para que lo hacen?
_ Ni idea
_Solo para que no duerma y no tenga energía para salir otra vez – se inclinó sobre la mesa y dio un ligero golpe en la mesa – Y eso no es lo peor… cada vez que deseo tomar una siesta, ponen música a todo volumen.
_ ¡Woo! son….
_ ¿Malos padres? – me interrumpió volviendo a sentarse derecha.
_ Iba a decir Estrictos.
Chloe se encojo de hombro y me sonrió, dándome entender que no deseaba seguir hablando de sus “Malos padres” (Según Chloe), por esa misma razón, ella cambio el tema abruptamente:
_ Y Bueno ¿me presentarás a tú Sexy alias Rubio amigo y su gran compañía?
Le dí una mirada de pocos amigos. ¡En verdad esa chica era desesperante!
Tome una larga respiración y conté hasta diez, pero para cuando logré calmar mi temperamento, ya estaba en el número treinta y cinco.
_ ¿Y qué quieres? – Le pregunté – ¿Que vayamos para allá y diga; Hey Stephen nos puedes presentar a tu amigo… Chloe lo encuentra ardiente y quiere salir con él para hacer su buen trabajo de hija rebelde?
_ Yo no dije que era Ardiente dije que era sexy – me contestó ella, para luego fulminarme con la mirada y dar otra mirada No-Discreta hacía la mesa de Stephen y compañía.
_ ¡Rayos! – Dijo ella fastidiada –El moreno sexy se acaba de ir.
Me da otra mirada de muerte y se cruza de brazos como lo haría una niña de cinco años al no poder comer todos los caramelos de Halloween.
Al verla así de molesta, me volteé a ver si es que aquellos chicos se habían ido. Pero al girarme me doy cuenta que Stephen seguía sentado donde mismo, aunque estaba vez, él no miraba hacía mi dirección. Sino que miraba hacía la mesa de al lado donde estaba Luc.
El ceño de Stephen estaba fruncido y no miraba la mesa de Luc con muy buena cara.
Me le quedando mirando tratando de entender aquella mirada de odio que le lanzaba Stephen a mí hermano, pero antes que yo pudiera averiguar a qué venía aquella mirada, Chloe me hablo.
_Bueno, como no me has presentado a aquellos chicos, te dejare sola.
Me giré nuevamente a su dirección y veo que ella ya se había puesto de pie.
_ Tengo que ir a llamar a mis malos padres – me informo Chloe – Como castigo, por ser mala compañera; te tendrás que acabar el desayuno sola - me sonríe como si lo que me acaba de decir fuera el castigo más malvado y tortuoso de todos los siglos.
Le sonríe divertida, para luego asentí haciendo una mueca – fingida – de dolor.
_Te veo luego – me dijo – Y trata de hablar con tu “Nuevo amigo”… creo que le has gustado.
Puse los ojos en blanco por su insistencia al tema.
_ Vete luego, mujer.
_ Vale, vale… - me contestó sonriendo.
Al minuto en que Chloe se iba, me dí cuenta que su castigo si era duro. La sensación de que Stephen me miraba, volvió como acto de magia, haciéndome sentir incomoda por ello.
Dí un largo suspiro, comí lo último que me quedaba de la dona y comencé a pensar, si es que era necesario ponerme de pie e irme de la cafetería.
Tenía opciones; Una era quedarme hasta que Stephen se fuera o pararme e irme del lugar. Pero para ser sincera, las dos me parecía un sacrificio de lo más doloroso.
Miré hacía la puerta de Cristal haciendo una mueca. Si salía de la cafetería, por obligación tenía que pasar por el lado de la mesa de Stephen y la de Luc… No es que estuviera evitando a Stephen, pero el solo recuerdo de haberlo tenido tan cerca, hacía que mis mejillas ardieran. En verdad ese chico tenía un efecto en mí y en ese momento no sabía cómo interpretarlo.
No sabía si ese efecto era bueno o era malo.
Me arme de valentía. Tome aire para mis pulmones y cogí mi tazón de café – ahora Frío - y me puse de pie.
Con la cabeza baja, mirando directo al piso, comencé a caminar hacia la puerta. Evitar todo contacto visual era mi plan. Plan que hubiera funcionado si no hubieran oído mi nombre.
_ ¿Megan?
Me detuve en seco, al escuchar mi nombre. Fruncí el ceño, por no haber pasado desapercibida como yo deseaba. Levante la vista lentamente y ví a mi antiguo amor sonriéndome.
Frente a mí se encontraba Chad Herdenson – el mejor amigo de mi hermano - con su encantadora sonrisa en el rostro y con un pequeño brillo en sus ojos marrones.
_ ¡Woo! - exclamó él - Sí qué estás cambiada… No te había reconocido.
Le sonríe ladeadamente y levante una de mis delgadas cejas.
_ ¿Cambiada para bien o para mal? – le pregunté.
_ Para bien obvio – me contesto rápidamente.
_ Gracias, es un alivio saberlo.
_ Es bueno verte después de tanto tiempo.
_Es bueno saber que te alegra verme.
Chad me dio una sonrisa ladeada, sin saber que contestar a mi comentario.
A pesar de que a Chad lo conocía hacía ya varios años, él nunca me había mostrado interés en lo más mínimo. Así que la frase; “Es bueno verte después de tanto tiempo”, era un poco abrumador.
Después de haberle dicho tal comentario, ambos nos quedamos en silencio, y mirándonos mutuamente. Era un silencio incómodo. Bastante incómodo para ser sincera…
Después de unos – para mí – largos minutos de silencio, Chad carraspeó y dijo:
_ ¿Por qué no te sientas con nosotros?
Chad me señalo la mesa en el cual estaba sentado Luc y un chico – el cual no conocía – que me estaba examinando de pie a cabeza.
Mire a Luc y sonreí al verlo con el ceño tan profundo que se echaba diez años encima.
_ ¿Qué dices? – Insistió Chad – ¡Vamos! Así me cuentas como la pasaste en las vacaciones.
Volví mi vista hacía Chad y con ese inocente acto, ví a Stephen, el cual seguía sentado en la misma mesa, mirándome muy interesado. Nuestras miradas se cruzaron por un pequeño instante. Sus ojos verdes examinaban cada movimiento que Chad y yo realizábamos. Pero en su mirada había inquietud, duda, sorpresa y hasta frustración. Él me miraba como si yo estuviera haciendo algo no debido.
_ No –Conteste volviendo la vista hacia Chad – Tengo cosas que desempacar todavía. Y bueno…. A Luc no creo que le guste que invada su espacio.
_ Al demonio con tu hermano.
Sonreí sorprendida.
¡Wooh! No me esperaba ese comentario de Chad. Pero de todos modos yo necesitaba salir de ahí. Necesitaba estar lejos de Stephen y su intensa mirada, lo antes posible.
_Será para la próxima – le dije sonriendo.
_ Te lo cobraré, Megan.
_Desde luego.
_ Me alegro verte – me dijo el sonriendo tímidamente – Lo digo enserio.
Sonreí tímidamente y me despedí en medio de balbuceos que sonaron como bebe pronunciando sus primeras palabras.
Chad al escuchar mi fallido despido, me sonrió y me guiño un ojo para después decirme:
_ Te veo por ahí.
(***)
Sentada bajo la sombra de uno de los tantos árboles del campus de la universidad, me encontraba, concentradísima leyendo el libro que había tomado de la Biblioteca.
Todo el mundo se sorprendía de mi gran capacidad de concentración para meterme en la historia del libro.
La lectura era como una ventana de escape para mí. Y aquella ventana de escape había nacido gracias a Nathan…
(2 Años atrás)
_ Deja de leer Nathan. Estoy aburrida – Le dije mientras lo observaba desde el sofá en frente de él, en su casa.
Nathan llevaba todo el día leyendo uno de sus tantos, mangas… y cuando digo todo el día, era porque era todo el día.
Yo amaba a mi amigo, pero cuando me sentía ignorada como en ese minuto, realmente lo odiaba. ¿Qué tenía de entretenido leer?
_ Bueno lee esto – me dijo él, pasándome uno de los mangas del montón que tenía a su lado. Acto que hizo sin quitar la vista del pequeño libro en sus manos.
_ ¡No! – Exclamé fastidiada – Sangre y muerte sin sentido no me llama la atención, Nathan. Eso no es lo mío.
_ Pues lee un libro de mi hermana.
>>Ya sabes… cosas de chicas; Amor y besito y toda esa ñoñada que les gusta a ustedes.
_ No recuerdo que te pareciera ñoñada cuando te besuqueabas con Hannah.
Nathan levanto la vista muy lentamente, haciéndome una mueca de dolor, como si le hubiera abofeteado el rostro con mis palabras.
_ Woo… has caído bajo, Megan.
_ Ok, ok. Creo que me he pasado – Le sonreí en forma de disculpa – Pero ¿Qué onda ustedes los chicos? ¿Desde cuándo el amor es cosa de chicas?
_ Simplemente lo es.
_ No pensabas esos hace dos meses atrás… y no es que quiera sacar el tema de Hannah, pero con ella te comportabas como un enamorado… o como lo dicen ustedes lo chicos, como un “Marica”.
_ Por eso termino como termino ¿No crees?
Resople ruidosamente.
_ Creó –continuo él – que no deberías ver tantas películas de amor. Ya que eso te da expectativas de las que no hay. Esos chicos románticos que son capaces de dar su vida por su chica, no existen.
_ Pues yo creo que sí.
_ Por esa misma razón sigues sola.
_ Idiota – contesté fulminándolo con la mirada.
_ Diez puntos para mí – comentó con una sonrisa en el rostro.
Le dedique otra mirada de muerte, cosa que solo hizo que la sonrisa de Nathan se hiciera mucho más grande de lo que ya era.
_ Llámame ñoña o lo que quieras – dije - pero sabes… yo creo que conoceré a un chico decente que me quiera tanto que te daré envidia.
_ Ñoña – Murmura entre risa.
_ Ya lo verás… incluso escribiré mi propio libro sobre mi historia de amor.
_ Estás loca, Megan – dijo Nathan negando frenéticamente con la cabeza.
_ Piensa lo que quieras – sonreí – Pero sabes que es cierto.
>> A todo esto ¿Dónde están los libros de tu hermana? Voy a ignorante todo lo que queda del día.
Nathan rió entre diente, mientras me indicaba la biblioteca que estaba en uno de los rincones de la sala de estar.
Eliza tenía todo tipo de libros, varios títulos que había visto en la biblioteca de la escuela, pero que nunca había tomado en cuenta.
Saque uno, donde había un especie de Ángel cayendo del cielo, con las alas rotas y con plumas a su alrededor. Lo toque levemente con las yemas de los dedos y pronuncié:
_ Hush Hush.
(***)
Desde ese día, mi vida ha sido los libros. Hasta el día de hoy.
Después era Nathan que me reclamaba porque no le tomaba atención y que dejara mis libros aún lado. Pero ya era algo imposible. Los libros se volvieron parte de mí. Eran y son como una segunda piel.
_ Así ¿qué Megan Bell?
La voz que escuche, hizo que despegara la voz del libro que tenía en mis manos. Levante la vista lentamente y lo ví.
A unos pocos metros de mí, logré ver unas zapatillas de lona, que venían acompañado de unos Jeans ajustados, para luego terminar con un rostro ya conocido, el cual tenía una sonrisa arrogante y con dos hoyuelos en cada mejilla.
Stephen Mason.
_ ¿Cómo sabes mi nombre? - Pregunté intrigada. - No recuerdo habértelo dicho.
_ Tenía que averiguar el nombre de la chica que fué capaz de desafiarme – me contestó dándome una sonrisa ladeada.
_ Debo adivinar que no lo hacen a diario… digo, desafiarte.
_ Acertaste
Stephen comenzó a caminar hacía mi dirección, hasta llegar a donde yo me encontraba sentada. Él miro el piso unos instantes, debatiéndose entre continuar de pie o sentarse a mi lado. Al final opto por la segunda.
_ Y… - dije – ¿Recorriste todo el campus preguntando si alguien conocía mi nombre?
_ No. En realidad, no – Contestó pasando una de sus manos por su cabello, despeinándolo por completo.
Wooo… ese chico era guapo. Ese ingenuo movimiento hizo que el calor me subiera por todo mi cuerpo y que en mi pecho el corazón latirá a mil por hora. Él tenía un gran efecto en mí y odiaba sentirme así. Sabía que ese chico no me convenía y por eso mismo odiaba la atracción que tenía hacia él.
_ La respuesta vino volando solo hacía mí – Me dijo él– ¿Sabes que eres famosa?
_ ¿Así? – pregunté frunciendo el ceño.
_ Sí – asintió lentamente – Ya estás en la boca de toda la universidad.
_ ¡Genial! - dije sarcásticamente - aún no comienzo las clases y todo el mundo habla de mí. ¡Es fantástico!
Sonrió.
_ Eres la hermana del mariscal de campo ¿Qué esperabas? Todos en este lugar lo idolatran - frunció el ceño posando la vista hacia el frente, como si estuviera viendo algún hecho de su recuerdos. Después de lo que para mí fueron horas, él añadió-: Pero si me pides, mi humilde opinión… yo creo que es un idiota.
¡Rim! Sorpresa.
Era la primera vez que yo escuchaba, que una persona que conocía a Lucas Bell digiera que pensaba que era un idiota.
¡Stephen no era un besa trasero! Y eso era genial.
_ Lo siento – me dijo Stephen, después de su decir su fantástico comentario.
_No. No lo sientas – contesté sonriendo – Yo pienso lo mismo. Es un Idiota.
Sus ojos se abren de sorpresas y sus labios dibujaron una sonrisa divertida. Su expresión me dio mucha gracia.
_ ¿Sabes que eres el primero que me dice eso? ¿Verdad? – Le pregunté-Eso me da a entender que eres inteligente.
_ ¡Vaya…! – Exclamó él - yo pensaba que tu creías que era un idiota.
_ Si lo dices por “Yo no me enamoro” o “El amor está prohibido"... Si eres un idiota.
_ Tu sinceridad me conmueve.
Comencé a reír por su comentario, que después fué acompañada por su risa.
Cuando ambos nos calmamos, le pregunté:
_ Y dime… viniste hasta aquí ¿solo a decirme que mi hermano es un idiota?
_ En realidad no – me contestó poniéndose de de pie – Vine a confirmar si los rumores eran ciertos.
_ ¿Rumores? – pregunté levantando una de mis cejas.
El asintió sonriéndome.
_ Sí. Ya sabes… la sexy hermana menor de Luc.
Mi boca cayó al piso. – sí, literalmente – Ese era un comentario que no me esperaba y menos de su parte.
_ ¿Sexy? - pregunté divertida - Creo que si deseas coquetear conmigo deberías comenzar a cambiar tu discurso de anti amor y toda esa bobada.
_ Sabes... por eso me agradas. Eres sincera - me dijo mientras se encogió ligeramente de hombros - Me haces sentir como una mierda, pero eres sincera. Eso es un atributo que no todos tienen. Me gusta.
_ ¿Te gusta que te trate como mierda?
_ No - me contestó - Me gusta que seas sincera y que defiendas tu punto de vista, a pesar de que lo encuentre ñoño.
Sonreí.
_ Me alegra saber que tenemos la misma opinión respecto a tu hermano.
_ Fue una charla muy productiva – contesté con voz solemne
_ Si lo fue… - dijo sonriéndome - Nos vemos Bell.
Después de despedirse se giró y comenzó a alejarse de mí.
Lo observe mientras caminaba por el campus, hasta que desapareció completamente de mi vista.
La forma en que camina, podía definir que era un hombre confiado de sí mismo. No caminaba encorvado, sin no muy derecho haciendo que ganara más altura de la que tenía.
Me lo imaginaba como un hombre que le da lo mismo lo que piense de él, como si no deseara ganar amigos en el mundo…
Stephen me recordaba a Jace Wayland o Morgenstern o Lightwood o Herondale o como quiera que fuera su apellido (Protagonista de Cazadores de Sombras). La cuestión es que Jace es seguro de sí mismo y sabe que puede a ser todo lo que se propone. Y esa es la impresión que me causo Stephen a verlo caminar tan seguro.
La diferencia de Stephen y Jace es que Stephen no mataba demonios ni anda armado con cuchillos serafín…
(***)
_ ¿Qué tiene el Profe de Biología con Metafase?, Digo, por mi que se meta la metafase en el trasero – se río – ¿entendiste? Que se meta… su meta...
_ Si entendí, Chloe – le dije rápidamente antes quisiera explicarme su mal chiste.
_ ¿Y por qué no te ríes?
_ ¿Tenía que hacerlo? - le pregunté fingiendo confusión.
Chloe no me contestó nada, solo frunció el ceño y clavo la vista hacía el frente.
Chloe y yo caminábamos por los pasillos después de salir de la clase de biología que teníamos juntas.
Ya llevábamos más o menos cuatro semanas de clase y la peor clase – según Chloe – es Biología.
La verdad es que la clase en sí, no era difícil, pero el profesor se pasaba la mitad de la clase charlando con una alumna que le gustaba llamar la atención.
Bueno… físicamente, Nina – la preferida del profesor de biología – llamaba la atención de todos los hombres.
Su cabello extremadamente largo, ojazos grises y un cuerpo envidiada por todas las chicas – incluyéndome – era difícil pasar desapercibida por las hormonas masculinas – incluyendo hombres de más de 45 años y profesor de universidad.
_ ¿Siempre eres tan desagradable? – me preguntó de pronto Chloe.
Sonríe, y comencé a abrir la boca para contestar con algún inteligente comentario sarcástico, cuando me interrumpen.
_ ¡Fantástico! Justo la chica que estaba buscando.
Me volteé hacía la dirección del dueño de aquella voz.
Frente a mi tenía a Chad Herdenson, que se veía tan guapo como siempre.
Chad tenía el aspecto a esos muchachos que salen en las pelis de adolescentes. Esas películas donde están los chicos frikis que nadie toma en cuenta y de los populares Sexys. Bueno Chad con su cabello marrón y ojos color marrón, tenía el aspecto de un chico popular sexy.
Ese día, él llevaba unos jeans negro, con una camisa gris. ¡Totalmente Wooo!
_ ¿Me buscabas? – pregunté sonriéndole.
_ Sí. Y ya estas hallada.
En ese momento, Chloe – Mi disimulada compañera de cuarto – hizo una tos bastante mala actuada, llamando la atención de Chad.
Poniendo los ojos en blando, la presente como ella me lo estaba pidiendo silenciosamente:
_ Ella es Chloe Grey, mi compañera de cuarto. Chloe él es Chad Herdenson
_ Un gusto - dijo Chad, sonriéndole con esa misma sonrisa encantadora que a tantas chicas le saca suspiros.
Esté mismo estiro la mano y la estrecho cordialmente con ella.
_ El gusto es mío – respondió ella meneando las pestañas.
Pues si… Chloe no era para nada disimulada en el ámbito del coqueteo.
_ Y bien – Dije – ¿Para qué me buscabas?
_ Para invitarte a una fiesta de los miembros de la fraternidad.
_ ¿Fiesta?... ¿Fraternidad? – Pregunté sorprendida – Chad, ¿Estás en una fraternidad?
_ Aunque no lo creas, sí – me contestó sonriéndome avergonzado – Y como todos los años, esta fraternidad hacen una fiesta a principio de año…
>>Es como, para empezar el año con el pie derecho.
_ Claro. Que mejor que empezar el año emborracharse ¿No crees?
_ ¿Qué es un universitario si fiestas y alcohol? – Me contestó él divertido – Bien ¿qué dices? ¿Vienes?
Pues… las fiestas no son lo mío, será para la próxima- eso iba a contestar cuando Chad me interrumpe al percatarse de mi intención.
_ Puedes llevar a tu amiga.
Le dí una mirada de muerte, él sabía que si invitaba a Chloe iba a tener que ir sí o sí. ¡Desgraciado!
Le dí una disimulada mirada a Chloe,. El cual estaba sonriendo como una niña en el parque de Dineyland.
Suspirando ruidosamente, le respondí resignada:
_ Ok. Tú ganas
Él me sonrío abiertamente. Se veía más feliz de lo que yo esperaba, en el sentido que se veía como que acababa de ganar la lotería.
_ Genial – dijo él – Es este fin de semana. Te mandare la dirección por mensaje de texto – yo asentí como respuesta y él añadió con una sonrisa en el rostro -: Te veo luego.
Para mi gran sorpresa, Chad dio un paso hacia mí y me beso una de mis mejillas. En el minuto en que sus labios se alejaron de mi rostro, toda mi cara se tornó roja.
<< Genial, Elmo a vuelto>>, pensé.
Sin decir ni una palabra más, él se dio media vuelta y se fué caminado por el pasillo.
Cuando me giré, ví a Chloe con una expresión de “Eres una Zorra” – en el buen sentido de la palabra.
_ ¿Cómo conoces a tantos chicos… Sexys? – me preguntó - Primero el chico de la cafetería y ahora ¡él! – Me dijo apuntando hacia la dirección el cual Chad se había ido – ¿Cómo lo haces?
_ Chad es el mejor amigo de Luc. Y lo conozco desde el instituto.
_ ¿Luc es otro chico sexy que conoces?
_ ¡No! – Conteste horrorizada – Es mi hermano.
_ ¿Y es sexy?
Fruncí el ceño
_ Si te gustan los idiotas. Entonces sí – ella río fuertemente llamando la atención de varios chicos que pasaban por nuestro lado.
Chloe comenzó a interrogarme sobre mi hermano, su aspecto físico, su personalidad, etc. Por esa misma razón yo no tenía amigas mujeres ¡Pff!
_Me tengo que ir a mi próxima clase – la corte de pronto – ¿Te veo luego?
Chloe asintió frustrada por haberle interrumpido su gran interrogatorio.
La verdad es que la clase comenzaban dentro de veinte minutos, pero prefería estar en el aula completamente sola, que tener que escuchar el parloteo de Chloe.
Cuando llegue al salón de literatura ví que todo el salón estaba completamente solitario – Bueno no del todo- En una de las esquinas y cerca de la ventana estaba un joven sentado.
Comencé a caminar para tomar asiento y como el chico se encontraba sentado en los puestos de al frente, yo decidí sentarme a su lado.
Desde que había empezado las clases en la Universidad, aún no había tenido el privilegio de conocer a la Tal temida “Srta. Julieta”.
Ese día, tenía mi primera clase de literatura y estaba emocionada por ello.
Cuando tomé asiento y el chico se percató de mi presencia, él me dijo:
_ Hola
_ Hola – le respondí.
_ Soy Aaron Thomas – me dijo extendiendo una de sus manos, para luego estrecharla cordialmente.
_ Un gusto. Megan Bell.
Él, en si era bastante guapo.
Aaron tenía los ojos negros, su cabello era de un castaño muy claro, el cual tenía peinado hacia arriba y su piel pálida.
_ Yo creí que nadie llegaría hasta que tocaran el timbre. No es normal llegar antes ¿No Crees? – me dijo Aaron.
_ Bien… entonces ¿No eres normal? – él río.
_ Acabo de llegar y no conozco a nadie. ¿Qué hay de ti?
_ Escape – admití.
_ ¿Chicos? – preguntó levantado una ceja.
_ No. En realidad, sí. Pero no.
_ Me quedo muy claro… - dijo burlón
_ Ok. Es que arranque de Chloe. Una amiga… eso creo – fruncí el ceño – la cuestión es que me estaba hablando de chicos sexys y...
_ Y a ti no te gustan los chicos - me interrumpió
_ ¿Qué? – Pregunte horrorizada – No.
_ Está bien ser gay, no están malo. Tienes que aceptar lo….
_ No soy Gay. Y estaba preguntando si es que mi hermano es Sexy. ¿Quién rayos encuentra sexy a su hermano?
Él no responde y solo me sonría.
_Bien. No eres gay.
_ No. No lo soy
(***)
Los estudiantes comenzaron a llegar de a poco, hasta llenar el aula. Solo el asiento que estaba al frente del escritorio de la maestra y a mi lado, estaba vacío.
Pocos minutos después llego la Srta. Julieta…
Por la expresión “Srta.", me imaginaba una profesora joven; de unos 30 años a lo máximo. Pero no. Ella tendría unos 60 o más e incluso me preguntaba ¿Cómo aun podía hacer clases, con su edad?
Al minuto en que la Srta. Julieta, se puso frente a la clase, todos los murmullos se acabaron. Nadie decía nada, todos estaban en silencio.
_ Para empezar bien este año escolar he decidido comenzar con un ensayo - dijo ella con voz ronca.
Todos protestaron al oír la información de la profesora.
_ No me importan sus regaños - Dijo ella - Si desean pasar mi asignatura tendrán que esfor… - la puerta del aula se abrió interrumpiendo a la Srta. Julieta.
Toda la clase, al mismo tiempo, se volteó en dirección de la salida del aula.
Parado en la puerta, como si nada hubiera pasado, como si él hubiera llegado a tiempo, se encontraba Stephen. Con su estilo rebelde y despreocupado, se hallaba él.
La Srta. Julieta frunció el ceño molesta con aquella persona que había interrumpido su clase, pero Stephen no parecía importarle ni notarlo.
_ Sr. Mason – dijo la mujer con un tono amargo – La clase ya comenzó hace unos minutos.
_ Lo sé – contestó encogiéndose de hombros
_ Y si lo sabía ¿Por qué llega a esta hora?
La mujer mayor, se cruzo de brazos y le dedico una mirada de muerte a su oponente.
Toda el aula estaba pendiente del espectáculo, todos querían ver a la tan temida Srta. Julieta en acción.
Yo en el lugar de Stephen, hubiera estado muy apenada de ser regañada frente a toda la clase, pero a él no parecía importarle lo más mínimo e incluso se veía muy divertido por la situación.
_ El baño – le informo él.
_ ¿No pudo ir antes, en el receso? ¿Qué estaba asiendo? - preguntó muy molesta e incluso me sorprendía al no ver salir humo por sus orejas.
_ ¿Quiere detalles? – Preguntó Stephen casualmente, provocando las risas de toda el aula– Bien… - se cruzo de brazos y sonrió - Ya hace bastante tiempo he estado con un estreñimiento... Ósea que no puedo cagar. >> La cuestión es que; Carlos ¿Recuerda a Carlos?... bueno él me contó que su madre sufría el mismo problema, así que llamo a su madre y le pidió un consejo... ¡Puede creer que la Ciruela es un laxante natural! Pues yo no tenía ni idea.
>> Carlos y yo compramos ciruela en una tienda orgánica y bueno... yo tuve la brillante idea de comer más de una ciruela y no contaba que me viniera el efecto de camino a su clase.
>>Llegue al baño, me senté en el inodoro y…
El rostro de la pobre mujer se encontraba rojo, aunque no sabía si era de vergüenza porque un alumno se burlaba de ella o por la rabia que se sentía en ese momento.
Toda la clase reía a carcajadas, mientras que yo solo lo miraba incrédula y con la boca, literalmente, abierta.
_¡BASTA! – Gritó la mujer – Usted no tiene respeto por nada, usted es un muchacho sin educación. ¿Cómo se le ocurre contar tal barbaridad?
_ Usted me preguntó - contesto él.
_ ¡SILENCIO! - gritó ella -Tiene castigo tres semanas.
>> No lo quiero escuchar en toda la clase ¿Me oyó? Siéntese pronto.
Los estudiantes en el aula aun reían, en el momento en que Stephen atravesaba la sala de clases en búsqueda de un asiento.
Sus claros ojos verdes, se posaron en el asiento frente a el escritorio de la anciana maestra, frunció el ceño y busco con su mirada otro lugar donde sentarse.
Su mirada se encontró con la mía.
Me Sonrió.
Estaba claro que él no se iba a sentar enfrente de la profesora... así que solo queda un asiento desocupado. Y ese asiento, precisamente era al lado mío.
_ Qué suerte. Chico rebelde con estreñimiento, se sentara a tu lado - me dijo Aaron a mi lado con voz burlesca.
Cuando Stephen llego a mi lado y se sentó sin pronunciarme ninguna palabra.
_ Bien. Sin más interrupciones – dijo la Srta. Julieta mirando con los ojos bien abiertos a Stephen - Les daré un libro y ustedes lo leerán y harán un ensaño de esté.
>> Quiero que quede claro que yo no acostumbro a dar este tipo de lectura… mi especialidad es con libros de Shakespeare, no novelas juveniles.
>> Pero con los resultados del año pasado... – Sus ojos se posaron en Stephen, para luego volver sus vista hacía los demás estudiantes - Tengo que abrirme a los libros más ligeros.
>>Así que les tocara leer – se acercó a su escritorio, saco un plumón y escribió en el gran pizarrón el nombre del libro con su autor respectivo
_ Un paseo para recordar - dijo ella - pero no se acostumbren a esta clase de lectura tan baja. Solo será esta vez... tómelo como regalo de bienvenida.
>> Una cosa quiero que le quede claro; y eso es que no deseo leer un resumen del libro. Lo que en realidad deseo es que ustedes cuentes lo que sintieron al leer el libro. Que les parecieron los personajes y como les hizo sentir el trama.
>> Es un libro corto, sin ninguna complejidad.
>> El libro es un verdadero regalo. Así que esfuércense porque un regalo como de esté, no volverá a pasar.
Sonreí complacida por la lectura, por el primer libro que teníamos que leer.
"Un paseo para recordar" de Nicholas Sparks, era mi libro favorito. A pesar de que no era un autor que todos le agradaban, conmigo tenía un gran efecto. Sobre todo por la historia que trasmitía ese libro en particular...
_ Ahora. Repartan los libros. – dijo ella entregándole una torre de libros a dos chicos que estaba cerca de su escritorio.
En el momento en que los murmullos volvieron en el aula, me volteé hacia mi nuevo compañero de clases. Me volteé en dirección de Stephen.
_ Y tú ¿Qué haces aquí? – le pregunté
Él me sonrío.
_ Es bueno saber que no te gusta mi presencia. Nuevamente me atacas con tu sinceridad, Megan.
_ No se trata de eso - me justifique rápidamente - Per... Pero ¿Tú no eres mayor...?
_ ¡Genial! – Exclamó levantando las manos con exasperación – Ahora me tratas de viejo
A pesar que él trataba de sonar ofendido y molesto, su tono de voz era su delator. En su voz se podía escuchar claramente su diversión.
Lo miré con los ojos entrecerrados.
_ Sabes lo que quiero decir, Stephen
_ Ok.... Reprobé su clase el año pasado y tengo que repetirlo.
_ Ósea…
_ Si, Megan. Para tu lastima me tendrás que soportar todo este año.
En el minuto en que yo iba a responder, la Srta. Julieta apareció frente a nosotros con dos libros en sus manos, el cual nos extendió.
_ Espero que este año te vaya mucho mejor que el año pasado, Sr. Manson – le dijo ella frunciendo el ceño - Como también deje tomar atención a sus compañeros – me miró.
_ Lo intentaré – contesté él dedicándome una sonrisa el cual no prometía nada bueno.
_ Tendrá que esforzarse más, ya que yo no regalo notas, Mi estimado.
>> No creo que quiera estar esté otro año aquí con chicos de primer año.
_ En realidad estar con estudiantes de primer año no me molesta - le contestó él - Si no es estar en su clase... Eso si es lo desagradable.
Realmente sorprendida por su arrebato, le dí un gran y fuerte golpe en la costilla con mi codo.
La Srta. Julieta sonrió y dijo;
_ ¿Dije tres? Bueno me equivoque... son cinco semanas.
>> Nos veremos al final de la clase, Sr. Manson
Dicho eso, se giró sobre sus talones y se alejó.
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